En el mundo del deporte en general, y en el del dopaje en particular, se suele decir que muchos aprenden o intentan aprender de sus propios errores del pasado. Pero este no es el caso de Riccardo Riccó, que ha vuelto a caer en la trampa justo cuando comenzaba una temporada donde muchos soñaban con volver a ver sus 'picaduras' en la alta montaña. El italiano ha reconocido haber vuelto a infringir las normas mediante una transfusión que, además, a punto ha estado de costarle la vida.
La historia no es nueva. En su carrera, el corredor nacido en Formigine hace 27 años vuelve a las andadas después del escándalo que supuso su dopaje en 2008. Hasta entonces, y desde su debut como profesional en 2006, Riccó se había ido labrando poco a poco un nombre en el pelotón gracias a ser un escalador explosivo con cambios de ritmo que solían resultar letales. En 2007 logró su primer gran victoria al hacerse con una etapa en el Giro de Italia.
En la ronda francesa comenzaron bien las cosas. Logró dos victorias de etapa pero, el 17 de julio y cuando marchaba 9º en la general, se anunció su positivo por CERA (EPO de última generación y sustancia dopante que creyó ser indetectable), con lo que inmediatamente fue expulsado de la 'Grande Boucle' y su equipo, el Saunier Duval, abandonó también la carrera y, más tarde, el pelotón al desaparecer como formación ciclista.
En octubre de ese mismo año fue condenado a dos años de sanción, que finalmente fue menos al terminar en marzo de 2010. Desde entonces, apenas se tuvo noticias de un corredor que quiso permanecer en silencio pese a ser conocido también por sus 'rajadas' contra otros ciclistas (como Contador). En febrero de 2010 fue multado con 5.710 euros por un tribunal italiano y, en junio, la justicia francesa le sentenció a 2 meses de prisión (exentos de cumplimiento) y 3.000 euros de multa por posesión de productos dopantes.
Pero su regreso al asfalto estaba cada vez más cerca. Volvió a la competición de la mano del equipo profesional continental del Ceramica Flaminia. Con su maillot acudió a varias carreras como la Semana Coppi-Bartali, la Semana Lombarda (donde consiguió dos victorias de etapa y quedó 2º en la general) y el Giro del Trentino (una victoria de etapa). Pero su mayor deseo era volver a la alta competición y en agosto de 2010 firmó un contrato por dos años con el equipo holandés Vacansoleil. Su idea era relanzar su carrera y poder codearse con 'gallos' del pelotón como Contador, Andy Schleck, Menchov, Basso, Evans,...
Pero todo se ha quedado en un sueño que no podrá cumplir al haber reconocido una autotransfusión realizada hace unos días. Cuando parecía estar limpio y motivado para volver a su máximo nivel, Riccó lo volvió a estropear atentando de nuevo contra el sistema antidopaje. Algo que es nuevo y que, además, envuelve también a su entorno. Su novia, Vania Rossi, también saltó a la fama por dar positivo por EPO y su cuñado, Enrico Rossi, estuvo hace unos meses envuelto en una operación antidopaje.
Ahora Riccó, que ingresó en un hospital al verse aquejado de unos problemas renales,ha terminado confesando que se inyectó una bolsa de sangre que conservaba en la nevera de su casa desde hacía 25 días. El CONI ya está detrás de él y todavía se desconoce cuál será la sanción, pero lo que parece seguro es que será muy difícil volver a ver a una 'Cobra' que se ha ahogado nuevamente en su propio veneno y que a punto ha estado de costarle la vida
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